Los juegos del hambre: Generando el consumo futuro:
Los adolescentes parecen ser el nuevo nicho de mercado descubierto por
la industria de Hoolywood. En los últimos tiempos ha sido una verdadera
avalancha en la cartelera de películas dedicadas a ese sector de la
población.
Se trata, como es
también el caso de “Los juegos del hambre” de obras basadas en libros
que han sido éxito editorial. Y en estos casos, un libro de éxito
significa toda una saga de títulos jugados a la fidelidad de consumo de
los jóvenes. “The hunger games: catching fire” es la segunda entrega,
luego de que el año pasado se estrenara “The hunger games”.
Para esta entrega de la saga se ha cambiado al director y los guionistas
y se siente. Esta vez le toca la dirección a Francis Lawrence, que
tiene ya antecedentes en películas de aventuras y fantasía con grandes
efectos especiales como lo mostró en “Constantine” (2005) y en “I am
Legend”. Los guionistas son experientes narradores, Simon Beaufoy,
ganador de un Oscar, estuvo involucrado en películas como “Slumdog
millinonaire (2008) y “Salmon fishing in the yemen” (2011). Por su parte
Michael Arndt estuvo involucrado en “Toy Story 3” (2010) y
“Oblivion”(2013). El equipo de Director y guionistas, dada su solidez,
hacía esperar una muy buena película. Pero sin embargo esta segunda
entrega es inferior a la primera.
La historia de esta segunda
parte de la saga, a diferencia de la primera, no se centra fuertemente
en los personajes y trata de contar una historia compleja mediante el
repetido uso de elipsis, lo que hace imposible que el espectador pueda
meterse en la trama. Hay poco detenimiento para trabajar los personajes.
Toda la acción transcurre y se resuelve de manera demasiado veloz.
Por otro lado no hay nada muy novedoso en esta propuesta. Se agregan
nuevos personajes pero aparecen más estereotipados que trabajados como
personajes. Tal es el caso de Woody Harrelson y de Phillip Seymour
Hoffman. La vuelta de tuerca final solo sirve como antesala de una
tercera entrega, pero diluye el final y hace que el espectador se quede
con gusto a poco.
Es cierto que la película puede funcionar
como una interesante reflexión sobre la manipulación de la información
en la sociedad mediática y los límites a los que puede llevar una
sociedad de consumo dedicada a fagocitar vidas ajenas en realities. Pero
no deja de ser llamativo que ese intento de reflexión ocurra justamente
en una capítulo cuyo único papel es promover el consumo de la tercera
entrega, puesto que en símismo este episodio no presenta gran interés.
Pareciera que comienza a consolidarse una serie de películas por
entregas. Pero sería bueno que se mantuviera la fuerza de cada película
de una saga como estuctura unitaria. En este caso este capítulo no se
sostiene por sí sólo, tal como tampoco la entrega de Peter Jackson con
“El hobbit” parecían ser buenas piezas individuales.
Quizá lo
más disfrutable sea el muy llamativo conductor mediático que protagoniza
Stanley Tucci, un hombre con talento para la creación de finos
personajes en tono de comedia.
Gonzalo Hernández Sanjorge
Fuente:http://
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